El acervo popular asegura que los medallistas de bronce son más felices que los que logran la plata porque mientras que estos se comparan con el ganador, los terceros se consuelan comparándose con el cuarto, que no obtuvo metal. Este razonamiento se corroboró gracias a los resultados de un estudio de 1995 en el que los investigadores mostraron el rostro de los deportistas que quedaron segundos y terceros en las olimpiadas de Barcelona 1992: el bronce, paradójicamente, era más feliz que la plata. Seguir leyendo
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