El miedo puede sesgar nuestra percepción de los objetos cercanos, y provocar que veamos más corta de lo que en realidad es la distancia que nos separa de un peligro. Por otro lado, el asombro –el que sentimos, por ejemplo, al admirar un amanecer- nos hace sentir que el tiempo se extiende. Esto es lo que han revelado dos estudios independientes, cuyos resultados sugieren que existe un vínculo entre la percepción y las emociones. Seguir leyendo
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