Un equipo de físicos de la Harvard School of Engineering and Applied Sciences (SEAS) de EEUU han ideado unos dispositivos con los que aprovechar la energía de las emisiones infrarrojas que la Tierra lanza al espacio, para generar un flujo continuo de carga eléctrica o de corriente continua. Nuestro planeta, por la energía solar que incide en él, está más caliente que su gélido entorno. Este desequilibro de calor podría ser aprovechado como una fuente de energía inexplotada por ahora.
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